Crónica de casi veinte reyes

El nombre de "Crónica de veinte reyes" lleva un texto medieval, uno de los del corpus alfonsí, que comienza en Fruela (uno de los de la infame "lista de los reyes godos") y termina en Fernando III el santo (rey de León y Castilla, y conquistador de media Andalucía, en un periodo de "la España de los cinco reinos" -Corona de Castilla, Corona de Aragón, reinos de Navarra y Portugal y emirato de Granada-). Curiosamente, los más propiamente denominables "reyes de España" (los de las edades Moderna y Contemporánea) son también (más o menos) veinte.

Es un asunto de algún tratamiento en la historiografía determinar si 1 Isabel y Fernando de Trastamara, "los Reyes Católicos", fueron o no los primeros reyes de España; en primer lugar porque, ciertamente, no fueron los primeros que reinaron sobre un territorio identificable a grandes rasgos con la actual España (lo fueron los reyes godos, y tras ellos los emires y califas omeyas); y, en segundo lugar, porque su Monarquía Católica (que vinculaba por matrimonio las coronas de Castilla y Aragón e incorporó por conquista Granada -1492- y Navarra -1512-, además de los territorios ultramarinos -plazas del norte de África, Canarias, y el Nuevo Mundo aún no llamado América, sino "las Indias" o "islas y tierra firme del Mar Océano"-), no era un único reino unificado, aunque sí fue el comienzo de la construcción de un Estado moderno o Estado-nación, de forma semejante a lo que ocurría simultáneamente en Francia o Inglaterra, y como tal era reconocido ya en la época, estableciéndose lo que fue el primer escenario europeo de las relaciones internacionales. Su hija, 2 Juana "la Loca", aunque no gobernara por sí misma (lo hicieron sucesivamente su marido Felipe "el hermoso" y su padre Fernando, los arzobispos de Toledo y Zaragoza -respectivamente, el cardenal Cisneros y su hermanastro bastardo Juan de Aragón-, o la Junta de Comunidades y su hijo Carlos -enfrentados en guerra civil-), sí que reinó como única reina de todos los reinos peninsulares, a excepción de Portugal. Para su hijo, el 3 emperador Carlos V, el centro de sus posesiones no tenía por qué ser España, aunque sí lo fue claramente para 4 Felipe II, quien, tras su frustrada experiencia como rey consorte de Inglaterra, no heredó ni Austria ni el Imperio y sufrió la rebelión de los Países Bajos; pero logró hacerse también rey de Portugal (1580). Ese reino sólo se mantuvo bajo los Austrias de Madrid en el reinado completo del 5 tercero de los Felipes, perdiéndose con 6 el cuarto (que a punto estuvo de perder también toda Cataluña en la crisis de 1640 -recuperando la mayor parte con el Tratado de los Pirineos, 1659-). 7 Carlos II "el Hechizado" no tuvo sucesión directa, con lo que a su muerte, en 1700, se instauró la dinastía de los Borbones, no sin una guerra civil e internacional (la Guerra de Sucesión, en la que media España y media Europa apoyaban al pretendiente de la Casa de Austria, el archiduque Carlos) que dejó a 8 Felipe V más propiamente como "rey de España" al perder las posesiones al otro lado de los Pirineos con el Tratado de Utrecht (1713). Los siguientes reyes fueron sus hijos 9 Luis I (entre la abdicación de su padre y la vuelta de este al trono a su temprana muerte, 1724), 10 Fernando VI 11 Carlos III (significativamente, este había reinado previamente en Parma y Nápoles, teniendo que renunciar a cada uno de estos territorios para pasar a reinar al siguiente). La coyuntura exterior (revolución francesa y guerras napoleónicas) y una profunda crisis socioeconómica llevaron el reinado de 12 Carlos IV a un final trágico: depuesto por su propio hijo 13 Fernando VII y llevado a Francia por Napoleón, que impuso a toda la familia la renuncia al trono, que fue a parar a su hermano, José Bonaparte, en medio de la llamada "Guerra de Independencia" (1808-1814), que volvió a ser, como siempre ha ocurrido en España, una guerra civil con participación internacional. José no se cuenta en la lista oficial de sucesión, puesto que su derrota en la guerra trajo como consecuencia la vuelta de "el deseado" Fernando, cuyo reinado no significó la paz, sino el comienzo de la larga sucesión de enfrentamientos entre "las dos Españas", con sus muertes, represiones y exilios. El reinado de su hija 14 Isabel II comenzó (1833) con la guerra carlista (contra los que apoyaban el mejor derecho de su tío Carlos María Isidro, según la ley sálica de sucesión a la corona que Fernando habría derogado y repuesto varias veces en sus últimos días de vida) y continuó con los constantes golpes de estado de liberales moderados y progresistas. El último de ellos ("la gloriosa" revolución de 1868) depuso a la propia reina, y buscó entre las dinastías europeas la más liberal para sustituir a los desprestigiados borbones. El asesinato del general Prim dejó a Amadeo de Saboya sin apoyos, y abdicó a los pocos meses (no se cuenta al italiano en la línea sucesoria), proclamándose la primera república (1873). Tampoco ésta pudo superar las tres rebeliones que se convirtieron en guerras abiertas (la de Cuba, la carlista y la cantonal). Las maniobras políticas de Cánovas y un nuevo golpe militar (1874) llevaron a la restauración de la monarquía en el hijo de Isabel II, 15 Alfonso XII "el Pacificador", que murió (1885) dejando un hijo póstumo, 16 Alfonso XIII. No tanto el "desastre de 1898" como la incapacidad de los "regeneracionistas" para modernizar España, impidieron a los "dinásticos" superar la crisis política, social y militar del final de su reinado; tampoco pudo hacerlo la dictadura de Primo de Rivera (1923). No consiguió ese mismo propósito la Segunda República (1931), profundizándose la división en un triple eje (clerical, territorial y socioeconómico) que llevó una dramática guerra civil (1936-1939). Su final dejó como vencedor al general Franco, quien consiguió mantener su dictadura cuarenta años, hasta su muerte (1975). También impuso su "sucesor a título de rey", 17 Juan Carlos I, quien optó por permitir una transición consensuada a la democracia que equiparara a España al contexto europeo occidental. En un momento crítico, en que a la grave situación socioeconómica y territorial se sumaron escándalos familiares, se produjo su abdicación (2014) en favor de 18 Felipe VI. Su hija Leonor será, si llega a reinar, la décimo novena entre estos reyes de España, aunque el número es mayor si añadimos los cuatro reyes ajenos a la línea oficial de sucesión, la que se honra en los panteones reales de Granada y El Escorial (curiosamente, éste no acoge a los dos primeros borbones, pero sí a alguien que no llegó a reinar: Juan, el padre de Juan Carlos, al quien se reserva el ordinal "tercero" de ese nombre).



Fuente: Las abdicaciones de los reyes de España
Fuente: Biblioteca de Alejandría / Pinterest

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